¿Qué tan grande tiene que ser el descaro de alguien, para llamar a la mitad de un libro «Capítulos prescindibles»? Cuando bien sabes que estamos aquellos que necesitamos digerir de cabo a rabo las cosas. Los que nos quedamos a ver los créditos en las películas, los que necesitamos terminarnos la sopa y el guisado aún cuando estamos satisfechos, por el simple hecho de no dejar las cosas a medias.
Lo peor, es que ahora soy consciente de esas cosas que me estoy perdiendo al leer el libro de forma lineal y siento la necesidad de leerlo en el orden alternativo, mientras siento que al menos hay un orden más escondido, esperando ser descubierto. O tal vez ni siquiera tiene un orden; es como un recuerdo, que bien puedes comenzar por el final, por en medio, pero rara vez comienza en el principio.
Tal vez Julio, ésta es tu forma de reírte de nosotros los que desesperadamente le buscamos un sentido a las cosas, un orden, una historia, donde lo que hay es arte; no arte del que es todo felicidad, sino del que es sensación, del que es, solamente es.
No me alcanza el café ni las palabras. tendré que guardarme el rencor y el agradecimiento, porque ya no estás para leer; tal vez así lo querías. ¿Qué se yo?